En Enero de 1963 los gualeguaychuenses que íbamos al río, nos repartíamos entre unas pocas
playas: Balneario Municipal (que acabada
de inaugurar sus nuevas obras edilicias) los Clubes Náutico y Neptunia; la
playa de la Isla y el recién inaugurado Balneario
Municipal Sur en Pueblo Nuevo. La
jornada en el río, que por entonces casi no tenía afluencia de turistas,
transcurría con apasible monotonía, salvo en jornadas especiales, como lo eran
las carreras de canoas, de
natación, saltos ornamentales, concursos
de zambullidas o la tradicional Vuelta de
la Isla.
Todavía teníamos fresco el recuerdo de los grandes nadadores de
aquellos años que habían descollado en esta competencia: Guillermo Mosto (h) Horacio Poderti, David Camerlatti, Oscar Open, Abel Gimenez , entre otros. Pero aunque no hubiera competencias, nos resultaba
agradable ver surcar el espejo de agua , embarcaciones que eran emblémáticas de nuestro río como el yate Hirondelle de Juan Alejandro Betolaza, la lujosa lancha All
Right de Luis Boggiano , Alborada del Dr Artussi, Norma Beatriz de Quito Iglesias , el majestuoso velero Lobito de Pacho Doello Jurado y hasta la mas modestas Siempre
Crico de Don Juan Gandini y La Soberbia de Chito Moyano construidas por sus dueños.
Ver el sereno y elegante paso del velero Cielo y Mar de Don Luis Cécere, reluciente por donde se lo mirara, era una fiesta
para nuestros ojos.
Los que iban al parque o a la isla, tenían la opción de hacerlo en los
botes de pasajeros de Amador y Chichún Fernández,
Mono Barreto, Nicotina Rodriguez, Cuchila
Gómez o el Gringo Martínez. Otros le alquilaban canoas a Godoy.
Todo transcurría en ese clima bucólico, que enmarcaba una paz
placentera entre nosotros y con la naturaleza.
Pero un día de ese mes de Enero,
todo al paisaje ribereño salió de su letargo cuando Gualeguaychú entero se volcó a las costas en un estallido de júbilo como no se había
visto jamás: Miguel Angel Pichón
Ventura (32 años) a pocos kilómetros del puerto, estaba a punto
de unir Fray Bentos con Gualeguaychú a nado en tiempo récord. Unos kilómetros atrás,
le seguía Eduardo Almirón (23). Pichón era empleado del
Frigorífico Gualeguaychú S.A. con muchos antecedentes en la natación de aguas
abiertas como fondista. Por contraste, Eduardo era nuevo en este deporte, pero
lo había tomado con gran entusiasmo.
El trayecto tradicional se
extiende desde el puerto de Fray Bentos al puerto de
Gualeguaychú , pasando por la
llamada Vuelta del Sur. Esto se debe
a que los primeros raids se hicieron cuando no estaba hecho el corte sobre el
Río Gualeguaychú, por lo que se debe respetar la ruta mas larga, a efectos de
la homologación de los tiempos empleados. El éxito depende de muchas variables,
empezando por el factor meteorológico y también hay que conocer los secretos
del Uruguay y sus corrientes.
Por ello fue fundamental la elección de un director
de ruta conocedor de ambos temas: Gervasio Pacho Doello Jurado. El resto del equipo se integraba así: el entrenador
de Pichón era Ramón Martínez ( Yegua) eficiente bañero y buen deportista; como médico actuó
el Dr. Roberto Pargas que
también lo era del personal del
Frigorífico Gualeguaychú. Los acompañantes en bote fueron: Amador Urbano Fernández (un gran amigo
del autor de esta nota, con quien hicimos memorables excursiones de pesca por
el Uruguay) que remaba en su larga canoa "Evita P." y el Chueco Gutiérrez. Los hijo de este, José Luis y Julio que eran muy buenos nadadores acompañaban en el agua junto con Alicia Moussou, aunque otros también lo hacíamos con intermitencia
durante algunos kilómetros, registrándose jugosas anécdotas, aunque no propias
de esta nota. También participó como Director Técnico Don Saverio Ventura y como asistente
el Ruso Falcón hombre de Pueblo Nuevo y del río,
amigo también de quien esto escribe y tripulante habitual de la Titán. El botero encargado de acompañar a Eduardo Almirón fue una figura consular de nuestro
río: Luis Mono Barreto.
Las embarcaciones a motor en las que se transportaban los equipos,
director, médico, nadadores y remeros de relevo, asistentes eran las
siguientes: para Pichón Ventura la
lancha Titán, timoneada por el autor de esta nota que por
entonces tenía 18 años: para Eduardo Almirón la lancha de Don Martín Gassman. Pacho Doello viajaba en su propio velero. En Puerto Boca se agregó
la embarcación Halcón del cónsul
uruguayo Barón Du Petit.
En la madrugada del día 20 los nadadores descansaron en el Lobito y el resto en las instalaciones del Club Remeros de
Fray Bentos o en las embarcaciones. A las 5 de la mañana todos nos pusimos en
movimiento, cada uno en lo suyo. Muy temprano se inició la preparación de los
nadadores, revisión médica, masajes etc., pero lo que más me llamó la atención
fue la tarea de engrasar sus cuerpos con lanolina para proteger la piel del
agua durante tantas horas. Mientras esto se hacía, Pacho Doello miraba el cielo y consultaba el barómetro para elegir
el momento oportuno, especulando con los cambios de corrientes. Por ese
entonces no había partes meteorológicos y en
las lanchas no teníamos equipos de VHF. Así transcurrió una hora y media
de dudas hasta que al filo de las 7, el Director de Ruta dio la orden de
aprontarse. Ambos nadadores se arrojaron
agua y comenzaron su braceo cuando eran
las 7 y 17, acompañados de numerosos nadadores de cortesía y ante el aplauso
generoso de los numerosos fraybentinos que estaban en el muelle. El Uruguay se
comportó acorde a las previsiones de Pacho:
bajaba fuerte y sin oleaje por lo que los nadadores cruzaron sin problemas
hacia el banco La Inés , cuya punta sur alcanzó Pichón a las 8 y 24 y
sucesivamente las escolleras a las 10 y 17 y una hora después el Destacamento
Boca. El río Gualeguaychú no bajaba con la misma fuerza y ello resultó una
combinación favorable que se mantuvo en las etapas siguientes, para alcanzar la
boca del Aº del Cura a las 17 hs, lo que preanunciaba un tiempo récord. No hubo
detenciones, salvo las paradas técnicas para
la alimentación de los nadadores (sin tocar el bote), quienes ingerían
alimentos líquidos y fundamentalmente reponían glucosa.
Desde la boca del Gualeguaychú se iban agregando al convoy numerosas
embarcaciones entre lanchas y veleros, pero cuando dimos la vuelta en la Quinta de los Vascos un verdadero enjambre de embarcaciones,
incluyendo numeroso canoas y hasta piraguas, daban tal marco apoteótico, que
nos hacía poner la carne de gallina.
Cuando Pichón
llegó al Frigorífico, a las cornetas de los barcos y bocinas de los numerosos
autos de la costa se
agregó el sonoro pito de la fábrica donde él trabajaba. Sin embargo en ese
lugar pasó su más difícil escollo: sabido es que allí el río se angosta
formando una especie de embudo que acelera el caudal de agua y justamente en ese momento se levantó una racha de
viento noreste que le hizo perder casi una hora. Finalmente intervino Don
Saverio -su padre- quien indicó recostarlo hasta la orilla
Este, logrando salir
del difícil trance. Los minutos
siguientes resultan inolvidables para quienes tuvimos el privilegio de
presenciar aquel recibimiento multitudinario.
A los centenares de embarcaciones que literalmente tapizaban el río y
en algunos tramos llegaron a dificultar el paso, se sumaban miles de
gualeguaychuenses que se iban enterando por los altoparlantes de la Difusora Grecco y Publicidad
Radial Argentina ( Totó Pugliese) ya que por entonces no había radio. Y se agolpaban en todo el
trayecto de la Costanera Sur haciendo sonar sus bocinas, pitos y cuanta cosa
hiciera ruido. Por fin a las 19,09 Pichón Ventura tocó el muelle del lado
Sur ante un estallido ensordecedor de la multitud y muchos liberamos en unas
lágrimas, tanta emoción contenida. Había empleado 11 horas y 51 minutos
mejorando la marca del Vasco Saller en más de una hora.
Luego siguió nadando hacia el Club Neptunia al que representaba, llegando a su playa a las 19,40
donde lo esperaba su Presidente el Agr. Jorge Duboscq quien le envolvió el cuerpo con la bandera
del Club al salir del agua.
Pero no pudimos extendernos mucho en el festejo: inmediatamente
navegamos hacia el sur, hasta encontrarnos con Eduardo
Almirón que acababa de dejar atrás la
Cancha Larga. Venía a un ritmo sostenido y tocó el puerto a las 21,50 con lo
que empleó 14 hs.33 minutos. Una verdadera proeza para quien no tenía
antecedentes en la natación.