INTRODUCCIÓN
Cuando nos proponemos conocer cómo vivieron nuestros mayores,
necesitamos algo más que los datos de los archivos, publicaciones y
documentación de que se nutre nuestra historia.
Porque además de línea central de acontecimientos, hay otras
vetas de nuestro pasado que enriquecen su crónica. Ejemplo de ello es la
historia de los medios de comunicación en Gualeguaychú. En sus tramos más
antiguos, está contenida en los propios medios, que en principio eran
exclusivamente escritos, cuyas colecciones se han conservado. En épocas más
recientes, se incorporaron los radiales y televisivos.
Pero va quedando en suspenso, con riesgo de olvido si no la
rescatamos, una especie de bisagra entre dos tiempos y que resulta por demás
atractiva.
Nos referimos la Difusora
Grecco. Su extensión en el tiempo abarca cuatro décadas del pasado siglo.
Su rico contenido es un espejo de nuestra vida comunitaria;
por ella pasó lo más destacado de la actividad social, artística, cultural o
deportiva de la ciudad. Por si algo faltara, fue también un vehículo de
solidaridad y tuvo un papel protagónico en las aciagas jornadas de la gran
creciente de 1959, cubriendo desde la espontaneidad, una función que hoy
corresponde a los poderes públicos.
Se constituyó en una alternativa para muchos gualeguaychuenses
pobres que carecían de recursos para
pagar su entrada a los espectáculos. Ellos tuvieron oportunidad de verlos
gratuitamente en las presentaciones multitudinarias que se hacían en la cuadra
de la difusora, como promoción previa a sus actuaciones contratadas. Fue
además, la puerta por donde ingresaron a la fama muchos artistas jóvenes de la ciudad que concurrían allí para
actuar individualmente, o participar en concursos populares, los fines de
semana.
Fue la “escuela primaria” de una pléyade de locutores que hoy se
desempeñan en los medios de nuestra ciudad y otras latitudes. Alguien de entre
ellos la ha definido de ese modo y otros
recuerdan con nostalgia que su primer contacto con micrófono lo tuvieron en la difusora. Fue
despertadora de vocaciones, oportunidad para jóvenes ¡y niños! marco propicio
para vínculos duraderos, sociedades exitosas y múltiples ideas, inquietudes y
emprendimientos que nacieron en su seno. Por ello su importancia; y no podría interpretarse
en el futuro la crónica de los medios
que le sucedieron, sin pasar antes por la etapa emblemática de la Difusora
Grecco.
El relato de los protagonistas y testigos de aquella rica
trayectoria, que poblarán los capítulos subsiguientes, nos ha llenado de
asombro y emoción a la vez.
La Difusora Grecco tuvo dos periodos bien marcados. El
primero, que fue de crecimiento y esplendor y el segundo, que refleja su lucha
por la subsistencia, cuando ya estaba rodeada de una competencia novedosa y
desigual, que apuró su final.
Todo ello será el contenido de esta crónica, en la esperanza
de contribuir con este modesto aporte, a
la recordación de un tramo muy entretenido y lleno de matices de nuestro pasado pueblerino.
Gustavo
Rivas
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